lunes, 30 de marzo de 2009

Érase un sentimiento humano

Dedicado a mi *iTSa* querida.
Ya hace tiempo que se escuchan los suspiros llenos de envidia por esa belleza única y grandiosa que ha aparecido en nuestras vidas. En un instante, la noche se ha hecho día, pues el resplandor de su rostro brilla hasta en la más densa oscuridad. Los ruidos del tráfico vallecano se han visto desplazados por una voz celestial, una música que baña mis oídos, proveniente de unos labios dulces y hermosos. Sí, celestial es lo más adecuado para expresar tanta bondad humildad y belleza, reencarnados en un ángel, el ángel más bonito del mundo. El mismo ángel que tuvo que vivir entre seres imperfectos y ruines como mi persona, debido al sentimiento de impotencia de los otros ángeles, incapaces de igualar su perfección, siendo menospreciados bajo la silueta de su sombra. Mi corazón ha dejado de latir por cada uno de los instantes en los que no puedo estar con este ser tan maravilloso. El calor que me proporcionas en los momentos que pasamos juntos se va consumiendo y apagándose cual vela en la más fría de las noches invernales. Por eso, dejando esta locura plasmada en papel, hago que mi ángel venga a mí para que esa llama no se apague del todo, y para siga incandescente por el tiempo que pase hasta que mi cuerpo deje de reaccionar siguiendo los latidos mi corazón.
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miércoles, 11 de marzo de 2009

El pozo

Y sigo cayendo en los mismos errores, como quien tropieza con una roca y se desborda por un pozo. Son en esos momentos cuando te acuerdas de todo lo que has hecho mal a lo largo de tu vida, nunca de si ayudaste a alguien o de alguna buena acción que hayas hecho. Es tal la vergüenza que tienes de ti mismo, que sientes que cuando llegues al fondo de tu hundimiento el golpe se tendría que duplicar o triplicar, para hacerte sufrir lo suficiente como para castigar tus actitudes. Mientras caía por ese pozo, pasaron delante de mí imágenes de toda mi existencia, de todos los males que había causado, como el daño que le hice a aquella joven tan inocente y buena. Cuan despropósito fue el mío de haberla hecho sufrir tanto, ¡maldito sea! Tras ver esas imágenes me golpeé y me volvía a ver en mi trayecto hacia el duro golpe que se preveía. Y así durante un tiempo, viendo fases odiosas, repugnantes y olvidables de mi vida, y posteriormente retomando mi caída. ¿Qué me estaba pasando? ¿Esto era una pesadilla? Evidentemente no, me sentía demasiado despierto como para estar soñándolo todo. Ese ha sido uno de mis problemas: ser muy fantasioso y estar siempre soñando despierto. De pronto, toqué el suelo con toda la superficie de mi cuerpo y se escuchó un atronador impacto en el seno de la oscuridad de donde me encontraba. Pero no estaba solo; unos pasos se acercaban y una risa malévola se hacía escuchar entre las sombras. Cuando notaba su hedor a azufre y su esencia incandescente lo suficientemente cerca, una voz siniestra me habló: “amigo, bienvenido al infierno”.

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viernes, 6 de marzo de 2009

Sentimientos en el frente

¿Qué hago aquí? Matando personas inocentes, padres, hijos, hermanos. Vidas humanas que se ganan la vida para mantener a su familia y protegerlas. ¿Pero protegerlas de qué? No harían falta soldados si no se crearan estas disputas. ¿Qué hacemos todos aquí? Ahora mismo podría estar en la hoguera de mi casa, junto a mi bella esposa, viendo el cielo estrellado en una noche primaveral. Pero no, estoy aquí debatiéndome entre morir o vivir, depende de mi suerte. Y no tengo miedo a morir. Estos sentimientos y pensamientos que me rodean, hacen que el miedo disminuya hasta algo tan insignificante que se limpie como si fuera una simple mota de polvo. Esto no tiene sentido. Siento frío y hambre; apenas comemos nada y estamos durmiendo como podemos en el fango, el frío suelo del terreno de combate. Por el día marchamos intentando avanzar, mientras por la noche nos tapamos los oídos o buscamos cobijo entre algunas rocas, como si fuéramos niños pequeños, pensando que estando bajo una manta podemos estar seguros de cualquier peligro. Que con un simple gesto como es cerrar los ojos y no ver, hace que los demás tampoco puedan vernos. Y mi amada, ¡oh, mi amada! Su belleza, incomparable como ninguna, tan dulce, tan buena. No se merece preocuparse por alguien como yo. Y espero que pronto lo deje de hacer. Sé que mi fin está cerca, aquí ya no tenemos nada que hacer. Pero continuamos, no nos dejan marchar. Ellos se colocarán medallas, nosotros balazos en el pecho. A veces siento como si mi ser, mi alma, se despedazara lenta y dolorosamente dentro de mí, dejando este mundo incomprensible. Mi suerte ya ha tocado fondo: ya noto la sangre recorrerme el pecho, el frío metal refugiado en mi interior, que hace que me recorra un escalofrío por la espalda. Noto como si mi existencia se estuviera convirtiendo en una fina neblina de un recuerdo ya olvidado. Una sombra sin alguien a quien seguir. ¿Pasarán nuestros nombres a la historia? Creo que no.


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jueves, 5 de marzo de 2009

La gente

Un término demasiado general ¿A qué nos referimos realmente cuando nombramos “la gente”? “A lo mejor me refiero a… pues a todo el mundo, no sé. Intento no dejarme a nadie.

”De vez en cuando se oye por la calle susurrar el viento y parece decir: “La gente… la gente…” ¿A que se refiere con eso? Si se escuchara de la boca de uno de nosotros, a menudo, se asociaría a esa gente que anda por la acera en plena ciudad, a esa gente que vive en un pueblo en plena naturaleza… Pero ¿porque no consideramos esa familia que lucha por un cubo de agua para su tribu en plena sabana? Quizá esa gente no se considere por no vestir con ropa o por no vivir en grandes sociedades. Pero, a la hora de vivir son iguales: ellos comen, aunque con cierta escasez, ellos crecen, aunque no con la misma comodidad que nosotros, ellos… ¿son gente? De momento, no supone ningún problema descartarlos del término, pero intenta hacerle un hueco para que si que forme parte de él, y verás como “la gente” se abalanza en su contra con desconsideraciones, frustraciones, incluso, racismo.
Aceptando esta palabra tal como la conocemos, ¿en qué se caracterizan estas personas? Puede que por su facilidad de convicción, por su ignorancia, por su conformismo, etc. Tenemos muchas cosas malas y buenas, y, aún así, somos lo mismo que cualquier criminal o cualquier Nobel de la paz… gente.
Quizá deberíamos buscar un sitio mejor dónde desarrollarnos, deberíamos poder escapar a un mundo en el que todas las personas fuesen igual de buenas o malas. Así, podríamos estar orgullosos del sitio al que vamos, de todo lo que hacemos, asegurándonos que no encontraremos “frustración, injusticia ni violencia, ni sirenas, ni alarmas de coche… nadie agobiándote, ni locos soltando tacos o meando en la calle.”
Desde esta forma de ver las cosas. No consideres a nadie inferior, no te consideres inferior, y no te rindas. Recuerda que la sociedad en la que te encuentras ha existido siempre, no la cambiarás, pero puede que, aportando tu granito de arena, llenando estos tiempos de amor hacia todo el mundo, consigas hacer recapacitar más de una mente frágil y confusa. Intenta no mirar la perfección. Acepta a la gente tal como es.
“Paz”

Gracias.

On second line

martes, 3 de marzo de 2009

La columna

Las calles estaban oscuras, desiertas y en calma. El viento, apenas perceptible, era un único alivio de las gentes que poblaban la ciudad, indiferentes en sus casas, con sus vidas, sus familias, sus problemas y sus alegrías. Esta columna descansaba en su lugar, impasible y petrificada, soportando el peso del gran conjunto de hogares unifamiliares, aunque ya estaba acostumbrada. Cada cierto tiempo veía parejas felices pasar, alguien que volvía a casa de hacer deporte, algún grupo de amigos que iban riendo y disfrutando de sus vacaciones veraniegas… Al poco, todo se sumió en un completo silencio durante un periodo demasiado largo, para su opinión, y fue entonces cuando ocurrió. Había oído una joven gritar, alguien pidiendo ayuda. No pasa nada, podría haber sido el viento o algún programa de las muchas televisiones que emitían imágenes y sonidos a sus dueños. Aun así estuvo alerta, por si las moscas. ¡Sí! Otro grito cercioró su sospecha. Algo pasaba. Y más gritos, y más. ¡Por Dios! ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Es que nadie iba a acudir en el auxilio de esos misteriosos gritos? Nadie, no había nadie. De pronto, alguien se acercaba a grandes zancadas hacia la columna. Era una joven, muy hermosa aún estando agotada, aterrada y aunque sus lágrimas transparentes descendían por entre sus mejillas rosadas. Al llegar a su altura, se paró y sin poder contenerse más de lo que ya había intentado, perdió toda su fuerza y se abalanzó sobre la superficie áspera de la columna, abrazándola casi sin poder apretar y cayendo poco a poco hacia el frío pavimento. Sus lágrimas, puras como el agua y delicadas como la porcelana, se impregnaron en la gravilla de la columna. ¡Oh, cómo hubiera deseado esa columna poder reconfortarla! Tan grande era su sentimiento de impotencia, que lo único que puedo hacer fue conservar la imagen de la joven y los restos de sus lágrimas, mientras veía como se alejaba acompañada por una amiga hacia su hogar, para intentar olvidar esa noche.

Espantapájaros peregrino

domingo, 1 de marzo de 2009

una guerra sin sentido

Me llamo Ainigriv, era una chica de 16 años, aunque a ojos del pueblo y la sociedad era Will, cuando estaba en el ejercito del rey y luchaba a muerte por cualquier causa justa. Le debia fidelidad.

os preguntareis que hacia una chica en un ejercito a mediados del siglo XIII?? necesitaba olvidarme, olvidarme de mi vida, olvidarme de mi dolor,... y la unica forma fue presentarme al ejercito para luchar en primera linea contra el enemigo mintiendo a cualquiera con tal de conseguir mi proposito, seguro que moriria...o eso pensaba...hasta que mientras nos dirigiamos hacia el territorio enemigo por el bosque oscuro que rodeaba un gran rio...mi mejor arma, el arco, pero la espada no se me daba nada mal, ya que mis primos me enseñaron desde bien pequeña.

nos pusimos en posicion de ataque antes de cruzar ese rio...en la primera docena de soldados que atacó me encontraba yo...alli también habia dos docenas de hombres con las espadas bien afiladas que se lanzaron hacia nosotros. la causa por la cual luchaban tan pocos hombres era que el terreno era dificil. nos defendimos bien, luchabamos ligeros y rapidos.

todo fue bien hasta que me tope con uno de ellos, el cual era mas rapido y mas agil que los demas.
En un descuido me rasgo la ropa y descubrio que en realidad no era un hombre...fue entonces cuando maldeci averme quitado la cota de malla en el puesto de control.
el hombre se retiro de mi como asustado, fue una oportunidad unica para lanzarme con la espada en mano para cortarle el cuello, ser una mujer no iva a pararme y menos cuando alguien sabia mi naturaleza...pero consigui pararme y que soltara la espada.
me cogio y me llevo a un lugar apartado.
y mirandome me solto que estaba loca
¡¡LOCA!!
el enemigo, esto si que era de locos, el enemigo preocupandose por que no me mataran ¿de que iba?
me tapo con su capa y me empujo en direccion contraria a la lucha, cogiendo nuestras armas.


desde que le conocco mi vida a cambiado, ahora huimos de la sociedad juntos intentando conseguir una mejor. mi sufrimiento a cesado y solo veo lo bueno de la vida. gracias a el vivo