sábado, 28 de febrero de 2009

De castillos y princesas

Intentando despertar del sueño dogmático y tras una precipitada caída en lo que llamamos amor, se encontraba lady Morgana acuciada por los conflictos interiores de su mente. De un lado a otro caminaba sin cesar arrogante y decidida, dolida e incomprendida, soportando los días incesantes hasta la espera del día del olvido y de su nueva etapa de vida. En aquel ruinoso castillo pasaba algunas tardes formándose como princesa, otras las dedicaba al arte de la música, pero su más preciada cualidad era la introspección en sí misma; dentro de la cual se sumergía en una sustancia moldeada por sí misma y los factores representantes en determinados momentos de su vida. Las subordinadas eran lo suyo, estaba claro que un amor así era grande, inmenso, estaba claro que aún no había llegado alguien capaz de compenetrarse con ella llegando al punto de compartir su alma, de unirla a la suya de modo que como una tal Victoria y un tal Crhistian fueron capaces de unirlas en un punto máximo de amor. Lady Morgana desfallecía, muchas cosas habían sido rechazas por ella, por la causa de su amor, y ahora ella lo pagaba confinada en su castillo ruinoso con sus salidas insatisfacctorias, siempre volvía a encerrarse en ella, el muro estaba alzado.Potente, intácto, infranqueable,..así se encontraba su corazón latiéndo intensamente tras esa fortaleza. Cada día, dependiendo de la situación se azoraba o se detenía, se enfriaba o ardía, pero las consecuencias dadas ya hablaban de un irremediable suceso. El enfriamiento y la consecutiva parada de su corazón. Un día más lady Morgana era un cúmulo de poder, ahora libre, ahora desatado, ahora de sufrimiento.

vayiolet

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